Atacama Hadal / Blog de la primera expedición tripulada a la Fosa de Atacama
Por Ángela Posada-Swafford / twitter@swafforini / Swafford_2001@yahoo.com
Enero 15.
Esta mañana nos llegó la noticia de que olas del tsunami causadas por una enorme erupción volcánica submarina castigaron la isla de Tonga, en el Pacífico Sur. Vimos en redes sociales fotos de la explosión, que alcanzó a arrojar al aire agua y cenizas negras, y otras de las calles inundadas de la capital de Tonga, Nuku’alofa. Decían que la explosión se oyó hasta en Nueva Zelanda.
Para nuestra expedición, varias cosas interesantes: Uno, que este buque, el “DSSV Pressure Drop”, pasó -no hace mucho- mapeando justo por encima, o al menos muy cerca, del volcán submarino que estaba a punto de despertar. Dos, que a las 5 pm comenzaron a sonar las alertas de Tsunami para Antofagasta y el resto de la costa chilena. Tres, que Victor Vescovo, nuestro anfitrión explorador, fue la primera persona en descender a Horizon Deep, en la Fosa de Tonga, la segunda depresión más honda del planeta, a -10,817 metros de profundidad.
Y cuatro, que como a bordo tenemos a dos geólogas del IMO, Isabel Urrutia y Catalina García-Jove, mis preguntas acerca de la relación entre la forma del lecho oceánico y los tsunamis, no se hicieron esperar. Aprendí que efectivamente, los tsunamis dependen de la topografía de allá abajo. Por ejemplo, las montañas submarinas, e incluso las islas, podrían desviar las olas del tsunami en algunos lugares y amplificarlas en otros.
La forma del fondo marino también afecta la fuerza y la altura de un tsunami, y eso juega un papel clave en cómo se acumulan las olas a medida que se acercan a la costa. Por eso es que algunas áreas de la costa se ven más afectadas que otras. La Fosa de Atacama tiene forma de ‘V’. Es una grieta larga, angosta y de paredes pronunciadas. Esa dramática forma le da el potencial de generar enormes olas de tsunami.
Esta es una de las muchas, muchísimas razones para estudiar la Fosa de Atacama y el resto del mar profundo frente a Chile. Colocar instrumentos anclados al suelo que permanentemente estén midiendo, observado, espiando lo que sucede.
Esta noche el equipo de IMO debe presentar ante todos la ciencia que nos trae a bordo. El Dr. Osvaldo Ulloa y su equipo han estado muy ocupados organizándolo todo.
Mientras tanto, allá a fuera hace un día perfecto, sol y poca brisa. Un mar tan plano como una piscina, casi el mismo que nos ha estado acompañando todo el tiempo. Escribir bajo el toldo del Sky Bar en la parte más alta del buque es como hacerlo sentada en un resort con mesitas de madera, cómodas sillas y la vista insuperable del mar extendiéndose hasta el infinito.
Hoy cenamos couscous, ceviche, costillas de cerdo, papas dulces y no recuerdo qué otras maravillas. Jamás he comido tan bien en un crucero de investigaciones. ¡Bien por Caladan Oceanic y Victor Vescovo!